Varios vecinos brindan a las puertas de la administración situada en el Paseo de la Esperanza, número 4, en Madrid, donde ha sido vendido el número 66.513, agraciado con el Gordo de Navidad
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EFE

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"El Gordo" millonario en España terminó en el supersticioso 13 y reparte 4 millones de euros

Unos 12.532 millones de pesos.

"El Gordo" de la Lotería de Navidad, el sorteo más antiguo y tradicional de España, terminó este año en el tan supersticioso número 13 y cayó mayormente en un barrio popular de Madrid.

Por segundo año consecutivo, han sido Lorena Stefan y Nicol Valenzuela, dos niñas del famoso colegio de San Ildefonso, las que han cantado el 66513, primer premio de la emocionante lotería navideña, que este año reparte del orden de 2.310 millones de euros (el euro está a 1,05 dólares aproximadamente).

En el caso de "El Gordo", la serie se ha pagado a 4 millones de euros en la serie y 400.000 euros el décimo; o sea, 20.000 euros por euro jugado.

Los cinco primeros números se han repartido entre distintos puntos de varias provincias españolas, lo que ha hecho bueno el lema escogido este año para la Lotería de Navidad: "El mejor premio es compartirlo".

En busca de la suerte, los residentes en España se han jugado esta vez cerca de 2.700 millones de euros, lo que supone un 3,45 por ciento más que el año pasado, 2015.

"A por el Gordo" fue el grito más coreado en el patio de butacas del Teatro Real de Madrid minutos antes de las 9 de la mañana (hora local), cuando empezaron a girar los dos grandes bombos con las bolas de la suerte.

Como es tradicional, los niños -once chicos y nueve chicas de entre 9 y 14 años- iban tomando las bolitas, hechas de madera de boj, y cantando el premio que correspondía a cada número.

Su colegio, la residencia-internado de San Ildefonso, es la institución dedicada a la infancia más antigua de Madrid, toda vez que fue creado como escuela para huérfanos en 1543, época del rey-emperador, Carlos I de España y V de Alemania.

Las niñas del "Gordo", Lorena y Nicol, son, la primera, hija de padre rumano, y la segunda, hija de madre ecuatoriana; una madre que se llama Elisabeth y que ha pedido para la niña "que le den una propina, porque se lo merece".

Nicol, de 11 años y con un 37 por ciento de discapacidad, sueña con ser periodista y con viajar a Ecuador lo antes que pueda para conocer la tierra de su madre.

Lorena, como es mayor (13 años), se ha despedido del Sorteo Extraordinario con la satisfacción de haber cantado el primer premio dos años consecutivos.

Como siempre, los españoles esperaron con ilusión el sorteo más popular del año, que se celebra siempre el 22 de diciembre y viene a suponer algo así como el comienzo de las fiestas navideñas.

Puede tocar o no tocar pero quien gana seguro es la Hacienda pública, que se lleva el 20 por ciento de cada premio en cuanto éste pase de los 2.500 euros.

La lotería de Navidad es, además de una arraigada tradición española, un acontecimiento social: casi el 90 por ciento de los jugadores compran por costumbre y suelen compartir sus décimos o participaciones con familiares, amigos y compañeros de trabajo, siempre arrastrados por la duda: "Y si toca, no voy a ser el único tonto que no ha comprado un décimo...".

Quitando a los espectadores del Teatro Real que acuden a ver el sorteo en directo, la inmensa mayoría de los españoles siguen por la radio o la televisión la rueda de la fortuna desde sus casas, sus bares favoritos o sus centros de trabajo.

Así, una vez más y quizá para siempre, las cantarinas voces de los niños de San Ildefonso han vuelto a acompañar la mañana del 22 de diciembre hasta poco después del mediodía, cuando los agraciados se reúnen con su lotero o lotera favoritos para, todos juntos, descorchar botellas de cava o champán y celebrar que les ha caído alguna gota de la lluvia de millones.

El comentario de quienes no han sido afortunados siempre es el mismo: "Lo importante es la salud", y de inmediato, "Otra vez será". Porque todos, todos, volverán a jugar el año que viene.

EFE

 

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